Francisco Bustamante miró hacia la calle. Alguien había pronunciado el nombre del muerto: Faustino Fuentes. Era el hermano del hombre que, recostado contra el mostrador de la taberna, se estaba emborrachando a toda prisa. Mejor dicho, ya estaba totalmente borracho. Volviéndose hacia su hermano, Francisco observó: —Ahí traen el cadáver. Eugenio asintió y, dominando muy mal su indignación, dijo: —Por poco llegan antes de la firma de esa sucia transacción.
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Francisco Bustamante miró hacia la calle. Alguien había pronunciado el nombre del muerto: Faustino Fuentes. Era el hermano del hombre que, recostado contra el mostrador de la taberna, se estaba emborrachando a toda prisa. Mejor dicho, ya estaba totalmente borracho. Volviéndose hacia su hermano, Francisco observó: —Ahí traen el cadáver. Eugenio asintió y, dominando muy mal su indignación, dijo: —Por poco llegan antes de la firma de esa sucia transacción.